Combatiendo desde la Iglesia
viernes, 18 de septiembre de 2015
Ayer 17 de septiembre se clausuró la semana de teología con la ponencia de Monseñor Omella, Obispo de Calahorra en Logroño y Presidente de la Comisión Pastoral de la Conferencia Episcopal. Lejos de convertirse en una ponencia más, Monseñor nos dejó perplejos con su desparpajo y sinceridad al abordar temas como la crisis y la corrupción, entre otros.
Tal vez por sus años de experiencia o su edad, Monseñor Omella nos sorprendió por su sinceridad a la hora de llamar usureros a los bancos que realizan malas practica, cuyos intereses ahogan a las familias más desfavorecidas. Se atrevió a usar la palabra ladrón para llamar a los políticos corruptos cuya justicia no solicita la devolución de las cantidades robadas y preguntándose que cinturón debían apretarse más mientras ninguna dejaba aparcado su coche oficial.
Aunque Monseñor no añadió nada que ya no estuviera en la Doctrina Social de la Iglesia, sin embargo no nos encontramos tan acostumbrados al uso de palabras tan claras y sin pelos en la lengua. El documento preparado se ha basado en la "Evangelium Gadium" y "Iglesia y los pobres". Para hablar de la crisis cultural y económica que esta llevando a occidente a la quiebra total.
Monseñor expuso temas como el nivel de paro en los jóvenes, o las personas de más de 50 años inservibles ya para la sociedad, la frustración y las crisis familiares, la explotación y el trato a las mujeres, el trato a los inmigrantes y la falta de cooperación con sus países de orígenes.
El trabajo dignifica al hombre, dijo mientras hablaba del culto a las subvenciones, cuyo único fin es crear proselitismo entre la ciudadanía. En lugar de invertir este dinero en la creación de puestos de trabajo. El trabajo digno es el medio para salir de esta economía basada en el lucro y no en las necesidades humanas. Ya que en la economía no se tienen en cuenta los factores éticos, morales y humanos. La dignidad del hombre implica un trabajo digno y estable y un destino universal de los bienes.
La CEE reclama al estado más participación en la sociedad, la política se encuentra al servicio de las economías, debemos conseguir justicia mediante la redistribución de la riqueza. El cristiano no debe contraponer su vida activa con la lucha social, debe estar preparado para estar en ambos frentes, no expuso ideología no dejando títere sin cabeza en todos los partidos sin hacer diferencias en colores, la lucha del cristiano no esta en los partidos y en lugar de divisiones, todos creyentes y no creyentes, debemos estar unidos para luchar contra la injusta. Monseñor uso la frase "Todos, somos responsables de Todos" y debemos luchar por hacer patente el reino de Dios entre nosotros. Pidiendo a los políticos corruptos un recto ejercicio de las funciones públicas y recordando que a la Iglesia que debe estar al servicio de los pobres y los oprimidos.
Monseñor aseguró que el bajo indice de natalidad de los países desarrollados es un síntoma de la perdida de esperanza del hombre. El hombre ya no tiene esperanza, vive el día a día sin importar el legado que deja. Si quitamos a Dios de los hombres, el hombre se enfrenta al hombre, Esto es lo que ha ocurrido al esforzarse los políticos en salvar la economía, mientras las familias han luchado y han sido más generosas que el estado.
Al final de este documento preparado por la Conferencia Episcopal, los Obispos piden perdón por las veces que no han sabido responder a las necesidades. Para concluir y espero me permita la broma, gracias a Dios que es usted Monseñor un "perro mudo" porque si llega usted a ladrar pueden temblar muchos en este país.


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