La idolatría

martes, 13 de octubre de 2015

La Idolatría - Blog La azotea
Este controvertido tema está en boca de aquellos que de alguna manera u otra atacan al catolicismo. Aunque a algunos les duela oírlo y otros se rasguen las vestiduras, la idolatría es uno de los males que se solapan a una mal entendida fe, de la que no está exento el católico.
Este mal que se encuentra muy patente desde los primeros días del judaísmo. La existencia de adoración a otros dioses se encuentra presente en todo el Antiguo Testamento, desde el Éxodo el pueblo de Israel ha tenido que lidiar para impedir las desviaciones que el contacto con estos dioses pueda ocasionar. Desde el principio aprende Israel que no debe fabricarse imágenes. Esto que el Decálogo rechaza, no son más que imágenes idolatrías de otros dioses o animales, el pueblo debe orar al verdadero Dios. En el Nuevo Testamento los creyentes deben igualmente huir de la idolatría (1Tes 1,9. 1Cor 10,4), deben saber que fuera de Dios no hay nada, al igual que Elías lo demostró en el Monte Carmelo, el cristiano de hoy debe asumir que la idolatría es el abandono de aquel que da la vida.

El culto a las imágenes es una tentación  permanente que hoy se disfraza y toma el nombre de dinero (Mt 6,24) poder político (Ap 13,8), etc. Pero el piadoso culto a las imágenes acaba siendo idolátrico cuando nos enfadamos con el sacerdote de nuestra parroquia o hasta con la misma diócesis cuando se restaura una imagen o se sustituye debido a su deterioro. Se convierte en idolatría cuando con pasión y amor vamos a orar a un determinado templo, tan solo porque la imagen de ese Cristo o Virgen, se encuentra allí. Tenemos un culto idolátrico cuando comienzo una discusión porque el Cristo de mi hermandad o cofradía es más bonito o mejor que el de mi prójimo.
Los cristianos debemos preguntarnos ¿Mis oraciones van encaminadas a Dios o a este dios que tengo frente a mí? ¿Y cuando mi virgencita ya no este? Si centramos nuestras plegarias en una determinada imagen de Dios, si esas imágenes a las que rendimos respeto y culto es algo más que una conexión entre Dios y Yo, es posible que acabemos en ese culto idolátrico. Dios nos muestra su cara no en imágenes, sino en la gloria de su creación, en los corazones con el amor y en la sabiduría con su Hijo. Es por esto que la imagen de un determinado Jesús, Cristo o Virgen deben servirnos de “enlace” con la divinidad, con el único Dios, debe servirnos para llegar a Él. Debemos aprender a diferenciar que la representación que veo frente a mi es la recreación de un artista sobre Cristo hecho hombre, que me sirve para que mis oraciones deban ir guiadas a Dios y no a la propia imagen.

La idolatría se combate con conocimiento, porque no encierra más que el desconocimiento del Dios único. La formación del cristiano en la palabra de Dios, la lectura y práctica de la Lectio Divina, la Catequesis son cuestiones que el creyente debe asumir para que su fe se convierta en una fe viva, en una fe llena de luz, en una fe segura. Las imágenes representando a Cristo, a María y a los santos deben gozar de respeto, devoción, de piedad, de recogimiento y de contemplación sin olvidar nunca que tan solo son representaciones.

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